Durante más de veinte minutos la niña permaneció sentada ante una hoja de papel, completamente absorta en lo que estaba haciendo. A la maestro aquello le pareció fascinante. Al final le preguntó qué estaba dibujando. Sin levantar la vista, la niña contestó:
- Estoy dibujando a Dios.
Sorprendida, la maestra dijo: "Pero nadie sabe qué aspecto tiene Dios"
La niña respondió: "Lo sabrán enseguida"
Me encanta esta historia porque nos recuerda que los niños tienen una confianza asombrosa en su imaginación. La mayoría perdemos esta confianza a medida que crecemos, pero pregunta a los niños de una clase de primaria quiénes consideran que tienen imaginación y todos levantarán la mano. Pregunta lo mismo en una clase de universitarios y verás que la mayoría no lo hace.
Estoy convencido de que todos nacemos con grandes talentos naturales, y que a medida que pasamos más tiempo en el mundo perdemos el contacto con muchos de ellos. Irónicamente, la educación es una de las principales razones por las que esto ocurre. El resultado es que hay demasiada gente que nunca conecta con sus verdaderos talentos naturales y, por tanto, no es consciente de lo que en realidad es capaz de hacer.
En este sentido, no saben quiénes son en el fondo...
Ken Robinson
Definitivamente es cierto, sin ir muy lejos, hay momentos en que el temor no nos deja imaginar soluciones, que por muy tontas que nos parezcan son las más acertadas, de verdad conecto esta lectura con la siguiente publicada el 20 de Mayo, profesor de verdad muchísimas gracias por todos los conocimientos que nos facilito un abrazo y éxitos…!!
ResponderEliminarLuis Concho C.I. Nº 13.562.503 Sección 730