En una montaña azul habitaba una linda doncella, que al cantar alegraba el bosque; su sonrisa encantaba a las aves y las flores deseaban con su melodía despertar; el río, con un sinfín de armonías realzaba la sinfonía.
Se decía que era una hechicera que con su aroma seducía a los que la llegaran a encontrar.
Sucedió un buen día, que la maravillosa hechicera a un caballero encontró. Fue tal su enamoramiento que desdobló sus alas de mariposa y lo cautivó. Con mil detalles lo conquistó, a cada mirada suya le entregaba con mil amores lo que él pudiera desear.
Una noche negra pensó que sólo ella debía poseerlo, y la nube espesa de los celos la invadió. Fue convirtiendo su cantar en un reclamo agrio, que exigía su fidelidad hasta en el silencio; lo acosó sin darle tregua alguna; no podía tolerar su ausencia un solo instante, y a través de protestas sin fin, poco a poco lo alejó. Se amargó tanto a sí misma por su afán de posesión, que de hechicera en bruja se convirtió, e hizo de su amor una tragedia sin final.
El fin de la historia fue que sola se quedó y ya en la vejez recordó la frescura que tenía para cautivar, y
buscando consuelo al bosque regresó, volvió a cantar y aun cuando ya no poseía el encanto de su juventud, con su trato suave volvió nuevamente a las aves seducir, hizo a las flores florecer, el río con su música la
volvió a acompañar, y olvidando para siempre la nube negra de la posesión,
Un buen día se encontró a su caballero ya maduro que seguía suspirando por la doncella que en ese bosque había perdido, al mirarse ambos entendieron que la única forma de continuar esa historia de amor era sin posesiones amarse, y todos los días hechizarse con mil detalles para lograr tejer ese amor que por soberbia un día alejaron, y que ahora sabían lo que tenían que hacer para conservarlo sin temor alguno de perderlo.
Bienvenidos al espacio donde podrás encontrar un camino para el crecimiento y desarrollo personal y laboral. A través de nuestras lecturas, enlaces y servicios, te ofrecemos la posiblidad de acompañarte en tu camino de descubrimiento y empoderamiento. Facultar a otros para que encuentren su voz interior y, de esta manera, conseguir una sociedad proactiva y feliz. Adelante... (MERIDA VENEZUELA)
Próximamente!!! Sólo para Chicas
Imagina lo que podemos hacer juntos...
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jueves, 6 de junio de 2013
miércoles, 22 de mayo de 2013
Sobre los Insultos...
Un joven y su esposa estaban discutiendo.
De pronto, se escuchó a un asno rebuznar en la calle y la mujer le dice:
- Ahí está tu papá llamándote. Ve a ver qué quiere...
Sin decir palabra, el joven salió de la casa y regresó unos minutos después.
Se acercó a su esposa y le dijo:
- Me ha dicho que te diera saludos de tu madre.. el cuervo...
Un insulto sólo puede traer más insultos. Tal como juzgamos a los demás ellos también podrán hacerlo con nosotros. Tal como los mires ellos te mirarán...
De pronto, se escuchó a un asno rebuznar en la calle y la mujer le dice:
- Ahí está tu papá llamándote. Ve a ver qué quiere...
Sin decir palabra, el joven salió de la casa y regresó unos minutos después.
Se acercó a su esposa y le dijo:
- Me ha dicho que te diera saludos de tu madre.. el cuervo...
Un insulto sólo puede traer más insultos. Tal como juzgamos a los demás ellos también podrán hacerlo con nosotros. Tal como los mires ellos te mirarán...
martes, 23 de abril de 2013
La Incertidumbre y Yo.. Eligiendo mi Actitud
En una ocasión me invitaron a dar una conferencia en Santiago de Chile a un grupo de unos cien empresarios, que, a pesar de su gran valía personal y profesional, estaban pasando por una situación compleja ante los enormes cambios económicos que estaban ocurriendo a escala mundial.
La conferencia tenía que impartirla a las nueve y media de la mañana, al día siguiente al que volaba de Madrid a Santiago. Se suponía que llegaría, aproximadamente, a las diez de la noche, después de hacer una breve escala en el aeropuerto de Buenos Aires. El avión salió de Madrid y llegó puntual a Buenos Aires y, desde ahí, ya por la noche, despegué en hora rumbo a Santiago de Chile. A punto de comenzar el aterrizaje, el piloto nos dijo que, debido a la espesa niebla que había en el aeropuerto de Santiago, el avión tendría que aterrizar en Mendoza.
La verdad es que yo no entendía el revuelo que empezó a haber en el avión. En mi ignorancia, creía que Mendoza estaría situada cerca de Santiago y que no habría ningún problema. Fue entonces cuando le pregunté al pasajero que tenía al lado, el cual con exquisita amabilidad me explicó que Mendoza pertenece a Argentina y que está separada de Santiago por la cordillera de los Andes. También me dijo que la travesía en coche era de unas ocho horas y que la carretera por la montaña era regular. Yo sentí como un nudo en el estómago, sobre todo cuando el comandante del avión, una vez que hubimos aterrizado, nos dijo que los primeros aviones de Mendoza a Santiago saldrían al día siguiente a partir de la una y media del mediodía.
Al oír aquella nueva «buena noticia», el nudo se hizo aún más intenso, ya que parecía imposible que yo pudiera estar al día siguiente a las nueve y media de la mañana en Santiago. Una gran parte de los pasajeros empezó a irritarse y a hablar duramente a las azafatas, las cuales, además de haber sido extraordinariamente amables durante todo el viaje, no tenían nada que ver con lo sucedido, dado que se limitaban a realizar su trabajo. Así de irracionales podemos ser las personas.
Al salir del avión, hablé en el aeropuerto con el personal de tierra y nadie me dio ninguna alternativa que al menos a mí me sirviera. Estaba agotado después de un viaje de tantas horas y no me veía conduciendo un coche durante ocho horas por en medio de los Andes.
Fue entonces cuando me di cuenta de que no estaba aceptando la situación, de que no me estaba reconciliando con la realidad, sino que me estaba revelando contra ella, lo cual estaba convocando a las emociones que menos me interesaba tener, emociones como la frustración o la desesperanza. En ese momento cambié radicalmente de actitud. No podía alterar lo que me estaba sucediendo, pero sí que podía cambiar mi respuesta.
Entonces empecé a decirme a mí mismo que seguro que había una oportunidad escondida en el aparente problema y que si perseveraba la encontraría. Lo primero que empecé a experimentar fue un cambio radical en mis emociones. De la frustración fui pasando al interés y, poco a poco, a la ilusión por descubrir aquello valioso que de momento estaba velado. La desesperanza se convirtió en confianza de que encontraría un camino, aunque de momento no sabía dónde estaba. De repente tomé consciencia de una cosa que, de tan obvia, la había obviado, y era del contenido de mi conferencia, que no era otro que «el potencial humano frente a la incertidumbre». Yo sabía que el potencial inexplorado de las personas sólo se revela cuando estamos fuera de nuestra área de confort y nos encontramos frente a lo desconocido. Era una vez más una maravillosa ocasión para pasar de profesor a alumno y eso hizo que me sintiera entusiasmado frente a lo que se podía desplegar.
Una de las cosas que más me entristecía antes de emprender el viaje desde Madrid a Santiago de Chile era
que, como tanto a la ida como a la vuelta iba a viajar de noche, me perdería contemplar el espectáculo grandioso de los Andes. Gracias al apoyo incondicional de la organización que me había invitado a impartir la conferencia, se montó un sistema de transporte para que me recogieran en Mendoza, cambiara de coche en la frontera argentina y el otro coche me llevara desde allí hasta Santiago. Viajé toda la noche con dos conductores de una simpatía y humor extraordinarios, con lo cual ni me enteré del viaje. Además, pude contemplar extasiado lo que es el amanecer en la cordillera de los Andes y llegué a las nueve en punto a Santiago de Chile, justo media hora antes de que empezara la conferencia. Además, como me lo había pasado tan bien y había disfrutado tanto viendo los Andes, entré con una energía explosiva en el salón, lo cual me ayudó mucho a impartir la conferencia y a conectar con la audiencia.
Por eso, aunque me lleve más o menos tiempo aplicarlo, procuro no olvidar nunca que las mejores opciones para que se abra la puerta de la oportunidad no están en dejarme atrapar por reacciones o automatismos, por lógicos y razonables que me parezcan. La mejor oportunidad está en preguntarme: «¿Qué puede haber de valor en lo que me está ocurriendo?».
Hellen Keller, la mujer que, a pesar de quedarse ciega, sorda y muda siendo una niña, se graduó con
honores por Radcliff, dijo: «Si miras al sol, no podrás ver la oscuridad».
La conferencia tenía que impartirla a las nueve y media de la mañana, al día siguiente al que volaba de Madrid a Santiago. Se suponía que llegaría, aproximadamente, a las diez de la noche, después de hacer una breve escala en el aeropuerto de Buenos Aires. El avión salió de Madrid y llegó puntual a Buenos Aires y, desde ahí, ya por la noche, despegué en hora rumbo a Santiago de Chile. A punto de comenzar el aterrizaje, el piloto nos dijo que, debido a la espesa niebla que había en el aeropuerto de Santiago, el avión tendría que aterrizar en Mendoza.
La verdad es que yo no entendía el revuelo que empezó a haber en el avión. En mi ignorancia, creía que Mendoza estaría situada cerca de Santiago y que no habría ningún problema. Fue entonces cuando le pregunté al pasajero que tenía al lado, el cual con exquisita amabilidad me explicó que Mendoza pertenece a Argentina y que está separada de Santiago por la cordillera de los Andes. También me dijo que la travesía en coche era de unas ocho horas y que la carretera por la montaña era regular. Yo sentí como un nudo en el estómago, sobre todo cuando el comandante del avión, una vez que hubimos aterrizado, nos dijo que los primeros aviones de Mendoza a Santiago saldrían al día siguiente a partir de la una y media del mediodía.
Al oír aquella nueva «buena noticia», el nudo se hizo aún más intenso, ya que parecía imposible que yo pudiera estar al día siguiente a las nueve y media de la mañana en Santiago. Una gran parte de los pasajeros empezó a irritarse y a hablar duramente a las azafatas, las cuales, además de haber sido extraordinariamente amables durante todo el viaje, no tenían nada que ver con lo sucedido, dado que se limitaban a realizar su trabajo. Así de irracionales podemos ser las personas.
Al salir del avión, hablé en el aeropuerto con el personal de tierra y nadie me dio ninguna alternativa que al menos a mí me sirviera. Estaba agotado después de un viaje de tantas horas y no me veía conduciendo un coche durante ocho horas por en medio de los Andes.
Fue entonces cuando me di cuenta de que no estaba aceptando la situación, de que no me estaba reconciliando con la realidad, sino que me estaba revelando contra ella, lo cual estaba convocando a las emociones que menos me interesaba tener, emociones como la frustración o la desesperanza. En ese momento cambié radicalmente de actitud. No podía alterar lo que me estaba sucediendo, pero sí que podía cambiar mi respuesta.
Entonces empecé a decirme a mí mismo que seguro que había una oportunidad escondida en el aparente problema y que si perseveraba la encontraría. Lo primero que empecé a experimentar fue un cambio radical en mis emociones. De la frustración fui pasando al interés y, poco a poco, a la ilusión por descubrir aquello valioso que de momento estaba velado. La desesperanza se convirtió en confianza de que encontraría un camino, aunque de momento no sabía dónde estaba. De repente tomé consciencia de una cosa que, de tan obvia, la había obviado, y era del contenido de mi conferencia, que no era otro que «el potencial humano frente a la incertidumbre». Yo sabía que el potencial inexplorado de las personas sólo se revela cuando estamos fuera de nuestra área de confort y nos encontramos frente a lo desconocido. Era una vez más una maravillosa ocasión para pasar de profesor a alumno y eso hizo que me sintiera entusiasmado frente a lo que se podía desplegar.
Una de las cosas que más me entristecía antes de emprender el viaje desde Madrid a Santiago de Chile era
que, como tanto a la ida como a la vuelta iba a viajar de noche, me perdería contemplar el espectáculo grandioso de los Andes. Gracias al apoyo incondicional de la organización que me había invitado a impartir la conferencia, se montó un sistema de transporte para que me recogieran en Mendoza, cambiara de coche en la frontera argentina y el otro coche me llevara desde allí hasta Santiago. Viajé toda la noche con dos conductores de una simpatía y humor extraordinarios, con lo cual ni me enteré del viaje. Además, pude contemplar extasiado lo que es el amanecer en la cordillera de los Andes y llegué a las nueve en punto a Santiago de Chile, justo media hora antes de que empezara la conferencia. Además, como me lo había pasado tan bien y había disfrutado tanto viendo los Andes, entré con una energía explosiva en el salón, lo cual me ayudó mucho a impartir la conferencia y a conectar con la audiencia.
Por eso, aunque me lleve más o menos tiempo aplicarlo, procuro no olvidar nunca que las mejores opciones para que se abra la puerta de la oportunidad no están en dejarme atrapar por reacciones o automatismos, por lógicos y razonables que me parezcan. La mejor oportunidad está en preguntarme: «¿Qué puede haber de valor en lo que me está ocurriendo?».
Hellen Keller, la mujer que, a pesar de quedarse ciega, sorda y muda siendo una niña, se graduó con
honores por Radcliff, dijo: «Si miras al sol, no podrás ver la oscuridad».
domingo, 7 de abril de 2013
Aprendí a Perdonar... a Perdonarme!!!
Hay una historia preciosa de un hombre que se estaba muriendo. Junto a él estaba su maestro, alguien que había actuado como su mentor durante muchos años. Gracias a sus enseñanzas, había ido progresando en sabiduría y amor. Su vida dio un vuelco en el momento en el que lo conoció, ya que vio lo que hasta ese momento le había estado velado. A pesar de que, como consecuencia de aquella transformación, el hombre había sido un benefactor para muchos otros, no lograba alejar de su corazón una tremenda tristeza que le embargabaen esos momentos finales de su vida.
-¿Qué te ocurre? -le preguntó el maestro.
-Maestro, me embarga una tristeza insuperable
-¿Es acaso miedo a la muerte?
-No, maestro, no tengo miedo a morir, porque gracias a ti he comprendido el verdadero sentido de la muerte, un verdadero renacer.
-¿Qué es, pues, lo que te ocurre?
-Maestro, no puedo perdonarme todo el daño que hice hasta que te conocí. Ni todo el bien que haya podido hacer estos años en los que he permanecido a tu lado pueden apartar de mi corazón las nubes de la tristeza y la amargura.
El maestro entonces sumergió a su discípulo en un profundo sueño, en el cual aparecía un niño en medio de un museo. Aquel lugar estaba lleno de obras de excepcional valor; cuadros, esculturas, piezas de la más exquisita orfebrería. En una esquina de aquel museo había una brocha, un cubo con pintura negra y un martillo.
Aquel niño pequeño se acercó, cogió la brocha y el cubo de pintura, y empezó a poner aquella negra pintura sobre los cuadros, hasta que quedaron irreconocibles. Después cogió el martillo y golpeó las esculturas hasta que quedaron completamente mutiladas. Finalmente, el niño disfrutó viendo cómo aquellas maravillosas piezas de orfebrería se rompían en mil fragmentos al caer al suelo. Entonces, el maestro sacó a su discípulo del sueño y le dijo:
-Es cierto que el niño de tu sueño ha causado un enorme daño y, sin embargo, el daño no ha sido causado por su maldad, sino por su ignorancia. Si puedes, por una parte, rechazar sus actos y, por otra, perdonarle por su ignorancia, ¿por qué no haces eso mismo contigo?
En aquel momento, el discípulo comprendió y, al perdonarse a sí mismo, encontró por fin la paz interior.
Ten muy presente que entre cualquier hecho que ocurra y tu respuesta emocional estará siempre tu
forma de evaluar esa situación. Más importante que hacer interpretaciones aparentemente lógicas es
hacer interpretaciones que nos ayuden en vez de anularnos.
-¿Qué te ocurre? -le preguntó el maestro.
-Maestro, me embarga una tristeza insuperable
-¿Es acaso miedo a la muerte?
-No, maestro, no tengo miedo a morir, porque gracias a ti he comprendido el verdadero sentido de la muerte, un verdadero renacer.
-¿Qué es, pues, lo que te ocurre?
-Maestro, no puedo perdonarme todo el daño que hice hasta que te conocí. Ni todo el bien que haya podido hacer estos años en los que he permanecido a tu lado pueden apartar de mi corazón las nubes de la tristeza y la amargura.
El maestro entonces sumergió a su discípulo en un profundo sueño, en el cual aparecía un niño en medio de un museo. Aquel lugar estaba lleno de obras de excepcional valor; cuadros, esculturas, piezas de la más exquisita orfebrería. En una esquina de aquel museo había una brocha, un cubo con pintura negra y un martillo.
Aquel niño pequeño se acercó, cogió la brocha y el cubo de pintura, y empezó a poner aquella negra pintura sobre los cuadros, hasta que quedaron irreconocibles. Después cogió el martillo y golpeó las esculturas hasta que quedaron completamente mutiladas. Finalmente, el niño disfrutó viendo cómo aquellas maravillosas piezas de orfebrería se rompían en mil fragmentos al caer al suelo. Entonces, el maestro sacó a su discípulo del sueño y le dijo:
-Es cierto que el niño de tu sueño ha causado un enorme daño y, sin embargo, el daño no ha sido causado por su maldad, sino por su ignorancia. Si puedes, por una parte, rechazar sus actos y, por otra, perdonarle por su ignorancia, ¿por qué no haces eso mismo contigo?
En aquel momento, el discípulo comprendió y, al perdonarse a sí mismo, encontró por fin la paz interior.
Ten muy presente que entre cualquier hecho que ocurra y tu respuesta emocional estará siempre tu
forma de evaluar esa situación. Más importante que hacer interpretaciones aparentemente lógicas es
hacer interpretaciones que nos ayuden en vez de anularnos.
domingo, 17 de marzo de 2013
Mis 5 Deseos... Yo me Concedo!!
Hoy, yo me Concedo:
1.- Me concedo a mí mismo el permiso de estar y de ser quien
soy, en lugar de creer que debo esperar a que otro determine dónde yo debería
estar o cómo debería ser.
2.- Me concedo a mí mismo el permiso de sentir lo que siento, en vez de sentir lo que otros sentirían en mi lugar.
3.- Me concedo a mí mismo el permiso de pensar lo que pienso y también el derecho de decirlo, si quiero, o de callármelo, si es que así me conviene.
4.- Me concedo a mí mismo el permiso de correr los riesgos que yo decida correr, con la única condición de aceptar pagar yo mismo los precios de esos riesgos.
5.- Me concedo a mí mismo el permiso de buscar lo que yo creo que necesito del mundo, en lugar de esperar que alguien más me dé el permiso para obtenerlo.
“El camino de la Autodependencia”
JORGE BUCAY
2.- Me concedo a mí mismo el permiso de sentir lo que siento, en vez de sentir lo que otros sentirían en mi lugar.
3.- Me concedo a mí mismo el permiso de pensar lo que pienso y también el derecho de decirlo, si quiero, o de callármelo, si es que así me conviene.
4.- Me concedo a mí mismo el permiso de correr los riesgos que yo decida correr, con la única condición de aceptar pagar yo mismo los precios de esos riesgos.
5.- Me concedo a mí mismo el permiso de buscar lo que yo creo que necesito del mundo, en lugar de esperar que alguien más me dé el permiso para obtenerlo.
“El camino de la Autodependencia”
JORGE BUCAY
viernes, 22 de febrero de 2013
¿Cuáles son tus cadenas para no Ser Libre?
Un día se despertó por la mañana y, horrorizado, comprobó que tenía
las muñecas esposadas. Trató de quitarse las esposas, pero no le fue
posible. Despavorido, salió corriendo a la calle, ansioso por poder
hallar un medio para poder librarse de las esposas. Comenzó a caminar,
presa de la mayor angustia. Al adentrarse por una callejuela, vio a un
herrero trabajando en su herrería. Entró en su taller y le suplicó que
le liberase de las esposas. El herrero, con un golpe contundente y
preciso, cortó las esposas y el hombre quedó totalmente libre.
El hombre que había sido librado de las esposas se sintió sumamente agradecido y se quedó a vivir con el herrero. Día a día comenzó a admirarle más y a atribuirle imaginativamente toda clase de cualidades laudables ajenas al herrero, un hombre tosco y de malos sentimientos.
El herrero comenzó a servirse del hombre como si fuera un esclavo y a ordenarle los trabajos más miserables y penosos. También comenzó a maltratarlo. Sin embargo, el hombre le rendía obediencia ciega y abyecta y así, aunque había sido liberado de las esposas, seguía más encadenado que antes.
Nacemos libres y nos dejamos encadenar: por ideas, opiniones, situaciones o personas. La inclinación inmadura a crear dependencias con otras personas, nos pueden conducir a ser sus siervos. La verdadera comunicación debe establecerse desde un yo maduro y la igualdad; nunca desde las tendencias a dominar o ser dominado.
El hombre que había sido librado de las esposas se sintió sumamente agradecido y se quedó a vivir con el herrero. Día a día comenzó a admirarle más y a atribuirle imaginativamente toda clase de cualidades laudables ajenas al herrero, un hombre tosco y de malos sentimientos.
El herrero comenzó a servirse del hombre como si fuera un esclavo y a ordenarle los trabajos más miserables y penosos. También comenzó a maltratarlo. Sin embargo, el hombre le rendía obediencia ciega y abyecta y así, aunque había sido liberado de las esposas, seguía más encadenado que antes.
Nacemos libres y nos dejamos encadenar: por ideas, opiniones, situaciones o personas. La inclinación inmadura a crear dependencias con otras personas, nos pueden conducir a ser sus siervos. La verdadera comunicación debe establecerse desde un yo maduro y la igualdad; nunca desde las tendencias a dominar o ser dominado.
martes, 5 de febrero de 2013
Receta para Enamorar... o Reconquistar!! SIN EXCUSAS!!!
CUANDO TE
LEVANTES, TRATALA COMO EL PRIMER DIA QUE LA CONOCISTE.
SE DILIGENTE,
CONQUISTA, TRATA DE ROBARLE UN BESO, REGALALE UN RAMO DE FLORES, DALE LOS
BUENOS DÍAS, COMO SI TUVIERAS UNA SEMANA QUE NO LA VIERAS.
CUANDO VAYAS A
ALMORZAR, DISFRUTA ESE MOMENTO COMO EL PRIMER DIA QUE FUERON NOVIOS, COMO
CUANDO COCINABA PARA TI, Y DISFRUTABAS SU COMIDA, PORQUE PARA TI EN ESE
MOMENTO ERA LA MEJOR DEL MUNDO, NO PORQUE ESTUVIERA SABROSA, SINO PORQUE
ESTABAS CON ELLA.
RECUERDA EL PLAN
DE VIDA QUE SE TRAZARON EN CONJUNTO.
RESPETA SUS
METAS PORQUE SOLO ASÍ SERÁ MAS FELIZ.
HAZ QUE RECUERDE TODAS LAS NOCHES COMO LA PRIMERA NOCHE, COMO SI NUNCA SE FUERA A TERMINAR
DESTIERRA LA
COSTUMBRE DE TU RELACIÓN, DESTIERRA EL ODIO, COBIJA AL AMOR Y AL PERDÓN COMO
TUS MEJORES COMPAÑEROS.
SI SIGUES ESTOS
CONSEJOS, UNA VIDA PARECERÁ CORTA PARA VIVIR ENAMORADOS.
PODRÁS PASAR
TODOS LOS AÑOS QUE TE QUEDEN DE VIDA JUNTO A ELLA, SIN JAMÁS CANSARTE.
TODO ESTO NO ES
PARA QUE LO PRACTIQUE UNO SOLO, ES PARA AMBOS…
miércoles, 16 de enero de 2013
¿Por qué a mi?!!!
“No somos víctimas
de las circunstancias nosotros creamos nuestras propias circunstancias”, y
luego nos preguntamos sorprendidos por qué las cosas sucedieron como sucedieron
y buscamos de inmediato a un culpable para poner a salvo nuestra
irresponsabilidad, desde luego que existen acontecimientos fruto de la
casualidad fuera de nuestro control, un terremoto, una tormenta, un accidente
en el cual no fuimos protagonistas: otro manejaba, una piedra nos cayó, un
rayo, etc. pero en la mayoría de las ocasiones no es la casualidad sino
la causalidad; nosotros mismos producimos que nos despidieran del
trabajo, que nuestra pareja nos abandonara, que no exista la comunicación con
nuestros hijos entre muchas otras situaciones por las que atravesamos y que
según nosotros son inexplicables.
Las crisis
personales son extraordinarias oportunidades para crecer y esto es posible
cuando reconocemos nuestro papel protagonista en dichos sucesos, cuando tenemos
la capacidad de absorber nuestros propios errores, cuando esto sucede somos
victoriosos de la crisis, la adversidad se convierte en buenaventura, el
fracaso en sabiduría, el error en luz, estamos listos para seguir avanzando.
La obstinación por
tener la razón nos ciega, nos lleva a cometer nuevamente el mismo error, hay a
quien por supuesto le sorprende la muerte equivocado, se despide de este mundo
renegando de que en vida nadie lo pudo comprender, no es mas que soberbia. Es
triste y al mismo tiempo maravilloso comprender nuestras equivocaciones,
maravilloso porque la luz nos iluminó, triste por el tiempo que perdimos y
nunca más volverá.
Detenerse es necesario para asimilar las lecciones que nos da la vida, para ello es indispensable ser humilde, no para resignarnos a las circunstancias que nosotros mismos hemos creado sino para aprender lo que aún nos falta por aprender.
Cuanta grandeza
encierra el espíritu de aquel ser humano que se deja por la vida enseñar.
Caminar por la existencia asimilando en nuestra alforja la experiencia que día
a día la vida nos ofrece, parafraseando al maestro Eric Fromm todos podemos ser
nuestros propios psiquiatras sanándonos diariamente, gracias a la
reflexión podemos extraer de cada momento la lección de cómo ser mejores.
La realización es
una consecuencia natural de vivir nuestra misión.
Miguel Angel Cornejo
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Datos personales

- Pedro Hernández - @lideraymotivaph
- Magister Scientia en Filosofia, Licenciado en Filosofía, Licenciado en Educación, Licensed Practitioner en Programación Neurolingüística, Coach Organizacional Internacional, Profesor Universitario, Merida. Facilitador y Conferencista Nacional. Director de Lideraymotiva Consulta

Libros que hay que Leer
- A la Carga de Ken Blanchard
- Sobrevivir entre Pirañas de Joachim de Posada
- Liderazgo 360° de John Maxwell
- Pensar Bien, Sentirse Bien de Walter Riso
- Inteligencia Emocional de Daniel Goleman
- Inteligencia Social de Karl Albrecht
- Inteligencia Ecológica de Daniel Goleman
- El Libro de los Valores de Gustavo Villapalos
- Cómo Ganarse a la Gente de John Maxwell
- Si Harry Potter dirigiera la General Electric de Tom Morris
- Las Cinco Personas que encontrarás en el Cielo de Mitch Albom
- Seis Sombreros para Pensar de Edward de Bono
- PNL para Formadores de Seymours & O´Connors
- Sobrevivir entre Pirañas de Joachim de Posada
- 7 Hábitos de la Gente Altamente Efectiva de Stephen Covey
- El Octavo Hábito de Stephen Covey
- Actitud 101 de John Maxwell
ALGO PARA REIR
Van dos borrachitos caminando y uno va cantando: "Adiós botellita de vino, adiós mujeres alegres"...
Y en eso, se tropieza y se le cae la plancha de dientes al piso y el otro borrachito le dice:
"Compadre!! se le salió el pentdriver"!!!
Y en eso, se tropieza y se le cae la plancha de dientes al piso y el otro borrachito le dice:
"Compadre!! se le salió el pentdriver"!!!

